Muchas parejas recurren a mí sin saber qué está deteriorando su relación, o creyendo que son determinadas cuestiones cuando en realidad se trata de actitudes y formas de comunicarse de las que son totalmente inconscientes y les pasan desapercibidas; porque se han convertido en hábitos, y forman parte de la cotidianidad de su día a día.
Voy a dejar aquí las más frecuentes y comunes, que dan lugar a que las relaciones se marchiten y languidezcan, y que causan mucho resentimiento, desgaste e insatisfacción, minando la energía y la dinámica de la relación.
1.- INTENTAR CAMBIAR AL OTRO
Hay personas empeñadas en cambiar al otro porque se creen en posesión de la verdad y no admiten que todos y cada uno somos diferentes. Nadie cambia sino quiere y cuanto más nos empeñamos en ello el otro más se asienta en sus posiciones. El mensaje que hay detrás es “como eres no me sirves”.
2.- CRITICAR Y JUZGAR
Es muy importante que aprendamos a comunicarnos y expresar nuestras desavenencias. No se trata de ser sumiso ni aguantarse. Se trata de aprender a decir las cosas sin minar la autoestima y dañar a otro; ya que cuando se desboca la palabra ya no hay marcha atrás para borrar lo que se ha dicho.
Es muy importante referirse a los comportamientos concretos del otro que nos disgustan y no a la descalificación personal. No es lo mismo poner objeción a un comportamiento o actitud que a la persona en si.
Así mismo hay que estar muy atentos al lenguaje que usamos, para evitar el sarcasmo, la burla y el desprecio.
No es lo mismo criticar un comportamiento concreto que criticar a la persona.
3.- CASTIGAR
Hay muchas formas de castigo y auténticos expertos en castigar al otro como quizás en su día hicieron con ellos. Ya no somos niños; somos adultos a la misma altura el uno del otro. Cuando castigamos al otro de alguna manera nos estamos castigando y haciendo daño a nosotros mismo y al final sucede el efecto boomerang. El castigo genera una dinámica en la pareja muy destructiva.
4.- NO PRESTAR ATENCIÓN
Me refiero a no prestar atención cuando el otro habla, a mostrar desinterés, o interrumpir constantemente, o acaparar la palabra. Todo ello lleva el mensaje implícito de que el otro y lo que tenga que decir no nos importa.
También es importantísimo prestar atención a las necesidades de la pareja. Es fundamental que aprendamos a expresar asertivamente lo que necesitamos, que es muy diferente a exigir y patalear. Hay muchas personas que juegan a ser adivinos y a las adivinanzas: “tenías que saber”, o “no tendría que hacer falta que te lo pidiera”, etc…. Es importante expresarlas de forma clara y concisa: “me gustaría que…” “te agradecería que…”; “sería genial si…”.
5.- EL DESAGRADECIMIENTO Y LA FALTA DE CONSIDERACIÓN
Este punto es uno de los más inconscientes y deteriora muchísimo la afectividad y la complicidad dentro de la relación. La mayoría de las personas no se dan cuenta de lo poco que agradecen al otro, porque muchas veces presuponemos que el otro está obligado; así que continuamente me encuentro con parejas donde la proporción de la queja es muy superior a los agradecimientos.
No existe mayor refuerzo positivo para los demás que agradecer lo que hacen, por pequeño que pueda parecer el detalle. Pocas cosas son más motivadoras para seguir haciendo algo que nos lo reconozcan. De hecho, una de las quejas más frecuentes que escucho en las personas sobre su pareja es el “no me lo agradece, o nunca reconoce lo que hago”. Algo tan sencillo tiene un efecto poderosísimo en nuestra autoestima y en nuestras ganas de ser mejores en la relación.
Y si la persona con la que compartimos la vida tiene tantos peros y tantos contras, quizás es el momento de admitir que estamos en el camino equivocado, de ser coherentes con nosotros mismos y salir a buscar en otra dirección.
Miriam dice
Muy bueno…tambien culpar a la pareja por nuestra propia insatisfacción, miedos y evitar mirar dentro de nosotros el real motivo de la infelicidad