Cómo superar una ruptura de pareja, dependerá de varios factores, sobre todo del cómo la gestiones.
Lo que está claro es que superar una ruptura no sucederá de un día para otro y va a llevar su tiempo.
Sufrir de amor es algo que nos ha pasado a todos.
Todos en algún momento de nuestra vida tendremos que enfrentarnos a una ruptura de pareja o separación; y siempre, en mayor o menor medida es algo doloroso.
Hay rupturas anunciadas, resultado de una crisis de pareja que no ha sido superada. Hay otras que pueden resultar inesperadas para uno de los miembros de la pareja, y esto todavía puede ocasionarnos mayor dolor al ser el resultado de un shock. En cualquiera de los casos, originará una crisis personal y un cambio profundo en nuestra vida y será algo que tendremos que afrontar y gestionar.
Si estás leyendo esto, quizás es porque estés pasando por una ruptura o te estés preparando para ella.
Una ruptura es una “muerte” de una relación; es algo que inconscientemente nos conecta con nuestra propia muerte. En realidad, si trascendemos esta muerte; daremos origen a una nueva vida; a una nueva experiencia vital; porque la realidad es que sigues vivo o viva y de tu decisión y de cómo afrontes esta ruptura dependerá cómo sea tu vida a partir de ahora.
Superar una ruptura siempre necesita tiempo.
Ese tiempo dependerá de varios factores, como por ejemplo la importancia que para ti tenía esa relación, los años que compartisteis juntos…
Y algo fundamental, será el acompañamiento o ayuda que recibas en las distintas fases. Muchas veces, nuestros amigos y familiares, con la mejor de las intenciones nos llenan de consejos y opiniones que lejos de ayudar, empeoran nuestro proceso, o hacen que nos estanquemos en alguna de las fases.
Así que es un momento de nuestra vida donde se hace crucial el acompañamiento de un profesional neutro que nos ayude a atravesar cada una de las etapas del duelo.
Aquí te dejo las distintas fases de la ruptura.
1.- FASE DE NEGACIÓN.
En esta fase te cuesta mucho aceptar la situación.
Te cuesta hacerte a la idea, imaginar cómo será tu vida a partir de ahora sin esa persona con la que compartiste tu vida; ilusiones, proyectos…
En esta fase muchas personas se aferran a la esperanza de que el otro pueda volver. Puede que esto suceda, pero la realidad también puede ser otra.
Se ha escrito mucho sobre cómo recuperar a un ex, cómo hacer que se arrepienta o vuelva a tu lado. Pero no siempre es posible; y a veces alimentar esta esperanza lo único que hace es estancar nuestra vida impidiéndonos avanzar.
Así que lo más importante será aceptar que la realidad es la que es, por doloroso que nos resulte y empezar a vivir con ella.
Porque la realidad es que la relación ha terminado; y quizás pueda haber una vuelta, pero debería ser una nueva relación aunque sea con la misma persona, y no una continuación de lo anterior. Así que lo que fue, tal cual era, de cualquiera de las maneras está roto, muerto y tenemos que afrontarlo.
2.- FASE DE IRA, RESENTIMIENTO, CULPA.
Esta fase ya implica un movimiento frente al estancamiento anterior.
Aquí nos rebelamos contra la realidad. Y es sano y natural que estemos enfadados. Hemos puesto mucha energía, ilusión en algo que ya no existe.
En esta fase, empezamos a buscar culpables. Podemos echarle la culpa al otro, o podemos caer en la autoculpa. Esto último es devastador para nuestra autoestima y nuestro sentimiento de valía.
La realidad es que en una ruptura o separación, la responsabilidad es repartida. Nunca es al cien por cien de uno de los miembros de la pareja.
3.- ACEPTACIÓN Y DUELO.
Esta fase es una fase dolorosa, de mucho sufrimiento.
Aquí empezamos a aceptar que la realidad es la que es y no la que nos habría gustado que fuese. Es decir, nos abrimos a la aceptación y el reconocimiento de la muerte de la relación.
Gran parte del sufrimiento viene de la resistencia y la negación de la realidad.
Cuando se produce la aceptación de la situación, por dolorosa que sea, podemos abrirnos de verdad al duelo.
A la fase de aceptación le he dedicado un artículo completo.
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El duelo es el proceso emocional que se abre ante la pérdida; por eso para que esto se produzca tenemos que ser conscientes de la muerte de la relación.
Esta fase es muy dolorosa, y necesitaremos apoyo y acompañamiento.
Necesitamos no huir del dolor, ni anestesiarlo; sino aceptarlo y sumergirnos plenamente en él para pasar al otro lado.
4.- GESTIÓN DEL RESENTIMIENTO. PERDÓN Y CIERRE DE PUERTAS.
Una vez atravesado el dolor, quedarán heridas y cicatrices de las que sólo nosotros podremos ocuparnos.
Para poder cerrar definitivamente y poder abrirnos de nuevo a la vida necesitamos ser conscientes de nuestro resentimiento y abrirnos al perdón.
El perdón no es para el otro, sino que es una liberación de ti mismo.
He visto muchísimos casos en lo que personas seguían ancladas y atadas a una relación anterior a través del rencor, imposibilitando esto que pudiesen vivir en plenitud su vida, o una nueva relación.
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Cuando hemos atravesado las distintas fases de la ruptura, podremos transmutar el dolor y convertirlo en fuerza. Habremos crecido en sabiduría y en consciencia.
Aquí la ruptura habrá servido a un propósito profundo; nuestro crecimiento.
De lo contrario sería un dolor estéril.
¿Deseas quedarte estancado/a y morir con la relación? ¿O deseas convertir la experiencia en algo que te “aporte”?
Es una ley universal el hecho de que “no existe pérdida sin ganancia”.
Es el momento de recuperar tu propósito de vida; de ocuparte de ti mismo y de abrirte a las nuevas posibilidades que la vida te pondrá delante, siempre y cuando estés preparado y abierto a ello.
Si sientes que te has quedado estancado en alguna de las fases no dudes en pedir ayuda profesional.
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