Fundamentalmente…porque acumulamos causas pendientes. Y cuando acumulamos, cualquier pequeño detonante puede hacer saltar la olla a presión; sencillamente, porque ya no cabe más.
En mi trabajo con parejas, veo continuamente como muchas de las fricciones y conflictos de la relación están ocasionados por resentimiento acumulado. Muchas veces es inconsciente. A veces detecto grandes dosis de cólera, rabia y resentimiento contenidos de los que la persona ni siquiera es consciente; o es consciente pero no ha sabido expresar. El sacarlo a la luz y gestionarlo hace que se libere mucha tensión en la relación.
Muchas veces, en una única sesión, las personas logran expresar al otro, lo que nunca se atrevieron, o logran escuchar lo que nunca permitieron, porque no querían oir…porque a veces la claridad y la verdad asustan.
Muchas veces, el resentimiento hacia la pareja, es un desplazamiento inconsciente de antiguas cóleras no expresadas hacia personajes de nuestro pasado…un padre, una madre…
De cualquiera de las maneras, la mejor manera de no llegar a explosiones desproporcionadas, incluso violentas, es decir las cosas cuanto antes y de la manera más clara y sincera. Los no dichos levantan barreras muy difíciles de derribar.
Es imprescindible dentro de la relación, aprender a comunicarse desde el corazón; es decir, aprender a hablar de nuestros sentimientos y nuestras necesidades. De forma asertiva; es decir pacífica pero sincera y contundente.
Hay muchas parejas que se pierden en la cotidianidad y en lo doméstico, pero no dejan tiempo ni espacio para la intimidad; para compartir lo que sucede en el interior; para expresar e intercambiar sin máscaras; para mostrar su alma al desnudo.
Una relación plena y nutritiva es aquella en la que se habla de lo que sucede en nuestro interior; donde podemos expresar nuestras emociones y sentimientos sin vergüenza o miedo a ser rechazados o juzgados.
Cuando sólo hablamos de lo que “hacemos” y sucede en el exterior, la relación se marchita.
Es necesario que podamos expresarnos, y que aprendamos a hacerlo de forma honesta, pacífica y sin miedo.
Cuando se dice lo que se piensa, siempre es posible encontrar un terreno de entendimiento. Lo no expresado es lo que crea abismo. No son los conflictos los que destruyen la pareja; ¡todo lo contrario! Lo que realmente mata a la pareja son los juegos de poder y la falta de comunicación auténtica.
¿Qué te está impidiendo expresar lo que realmente sientes y necesitas? ¿Qué te está impidiendo compartir lo que está sucediendo en tu interior?
¿Cuál es la principal barrera que has levantado en tu relación?
Deja una respuesta