Las hadas son seres que me fascinan desde siempre.
Las hadas tienen algo diferente, unen los 2 mundos…cielo y tierra.
Así es, son del cielo pero pueden andar por la tierra y la tierra no es fácil. La realidad no es fantasía, es realidad. Ellas hacen alquimia.
Las hadas, cuando niños, nos acompañan en nuestros cuentos y sueños nocturnos y cada uno puede imaginárselas. No tienen forma concreta. Sólo energía, y la energía puede cobrar forma y materializarse al gusto, como los ingredientes de una pizza.
Las hadas algunas veces eligen encarnarse con forma y personalidad concreta.
Un hada encarnada, siempre se la reconocerá porque por más que cambie de vestido o personalidad, tiene el mismo aroma…la misma esencia y deja la misma estela.
A veces las hadas bajan a la tierra para dejar su luz, su frescura y sus polvos mágicos, aún a riesgo de salir dañadas. Les compensa sin duda su espíritu aventurero…inquieto, intrépido y su curiosidad por aprender de los errores.
Aceptan el contrato de encarnación. Aquí venimos a meter la pata; a veces hasta el fango, y a veces a sufrir; o muchas veces. Un hada que se pone el traje humano quiere experimentar cada matiz.
También se enfadan y mandan al carajo. Son hadas humanas…para eso encarnaron.
Aprenderán de los errores y buscarán nuevas maneras, porque si algo tienen las hadas, es que no se rinden y les gusta experimentar; es cómo cocinar mientras te tomas un vino con una buena conversación, si se quema el guiso, no es un drama.
Para ellas lo importante es sentir, por eso están encarnadas. Quizás habían pensado en ese guiso y lo hacían con amor; pero ese guiso… ¿acaso fue alguna vez más importante que el ser humano que tenían delante? Para un hada ¡noo!
Un hada siempre elegirá el placer de una buena compañía antes que a su barriga, aunque le encante comer.
Las hadas vienen a sentir, pero no tienen horario para esos sentidos; a veces una conversación es tan placentera y nutritiva que les acallará su estómago.
Un hada podría estar a gusto y encantada volando, y de hecho lo está, y siempre va a seguir haciéndolo, pero un hada es sensual y no hay nada como la tierra para sentir tantos matices sensoriales como el que ofrecen los sentidos humanos.
A veces se privan de alguno, para experimentar otros con más intensidad.
No tienen prototipo físico, esto ya va en gustos y necesidades de experimentación.
He conocido hadas sin piernas, sin vista…sin estudios…sin dinero…Hadas al fin y al cabo, experimentando está realidad.
Denominador común; todas APORTAN A TODO EL QUE SE CRUCE EN SU CAMINO.
Un hada siempre dejará su estela. Si has tenido algún encuentro alado, sabes de qué te hablo.
Para mí un hada, es ese ser que más allá de la forma y aunque no te des ni cuenta, es capaz de soltar un polvo mágico que no ves ni hueles, pero te embriaga; te embriaga de sensaciones y a la vez de realidad.
Un hada bajará siempre una información aplicable para tí y para tu realidad concreta. Un hada siempre baja a tierra información ad hoc.
Las hadas saben que estás aquí y que aquí quieres experimentar la magia. La magia de vivir cosas y experiencias diferentes en la misma realidad y con la misma forma.
Un hada es una energía que llega a tu vida a saber con qué vestimenta y con qué propósito; pero siempre será bueno y personalizado para ti; y si lo sabes aprovechar podrá cambiar tu vida.
Se las reconoce porque brillan, aunque no lleven oro ni purpurina; huelen bien, son simpáticas, frescas, naturales, joviales, aunque tenga muchos años y livianas; y son y muyyyy mundanas; porque cuando un hada está aquí, viene a disfrutar de su cuerpo, de la tierra y de su encarnación.
Un hada aunque hable mucho, sabe escuchar mucho más allá de las palabras.
Las hadas tienen sentido del humor y se ríen de si mismas.
Y las hadas son dulces, pero nunca empalagan.
Un hada no siempre te dirá lo que quieres oir; sí lo que necesitas escuchar; pero siempre lo hará con inmenso respeto y compasión.
Un hada no es aduladora, ni se moverá desde la necesidad de obtener recompensa; la reconocerás por su autenticidad y porque te inspirará a sacar la tuya.
Las hadas no adoctrinan ni imponen ideología alguna; al contrario te ayudan a abrirte a encontrar tus propias verdades y a desplegar tus propias alas.
Las hadas a veces se aburren de tanta densidad y necesitan volar; pero un hada encarnada, siempre volverá. Algunas de hecho, quieren quedarse siempre, aunque sepan que esto es sólo un viaje.
Cuando un hada está encarnada, por mucho que vuele, siempre volverá a tierra a traer el fruto de su vuelo; como la golondrina que vuelve al nido a nutrir.
Un hada encarnada, no puede dejar de volar; tampoco puede dejar de estar en la tierra que se encarnó, para llevar cielo a tierra.
Si tienes un hada cerca, ¡disfrútala! sólo está de paso; seguirá su vuelo…pero ese contacto podrá ser un antes y un después en tu vida.
No todo el mundo sabe distinguir un hada. Cuando sabes identificarla, puede que se quede formando parte de tu vida; y eso es un precioso regalo de la vida.
Las hadas encarnadas son muy reales y las puedes abrazar. Están en la tierra con todo lo que significa. ESTAN EN LA TIERRA, Y ¡TE HACEN CONECTAR CON ELLA!
Y recuerda…
Un hada encarnada, siempre se la reconocerá, porque por más que cambie de vestido o personalidad, tiene el mismo aroma…la misma esencia y deja la misma estela.
¿Reconoces si hay o ha habido algún hada en tu vida?
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