Una de las principales causas de conflicto dentro de una relación de pareja, son los malentendidos. Eso que yo dije… pero no quería decir; eso que tú entendiste… pero que yo no quería transmitir; eso que no dices… pero yo sé que piensas. Malentendidos, malentendidos una y otra vez.
¿Cuál es su origen? Las suposiciones. Siempre crean discordia, sufrimiento y desgaste.
No percibimos las cosas tal como son, sino a través de nuestros filtros, y además la mayoría de las veces que hacemos una suposición, nos faltan datos.
Todo esto hace que veamos lo que queremos ver y oigamos lo que queremos oir; o más bien diría lo que podemos ver desde “nuestras gafas” y oir desde “nuestros audífonos”.
¿Cuántas veces, en vez de preguntar y aclarar lo que no entendemos, presuponemos algo y desde ahí interpretamos la realidad a nuestra manera?
Una de las suposiciones más neuróticas y perjudiciales, es que el otro tiene que conocer nuestros pensamientos y adivinar nuestros deseos. Vamos, que tiene que ser adivino.
Muchísimas veces he oído en mi despacho argumentaciones del tipo:
- es que mi pareja…se supone que debería de saberlo
- ¿Pero se lo has dicho alguna vez?…
- es que no hay nada que decir, se supone que debería de saberlo.
- ¿Y qué te hace suponer que el otro lo sabe si nunca se lo dices?
- Si le importara o me quisiera de verdad…no haría falta decir nada.
¡Imaginaos el enredo asociativo que desencadenan estas suposiciones! Al final, la asociación/conclusión es la siguiente: “como se supone que el otro debería de saber lo que quiero, necesito o siento, y no lo sabe…supongo que es que no me quiere; porque se supone que si alguien te quiere sabe lo que piensas, sientes y necesitas en cada momento”.
Visto así, ¡parece una locura!, pero es algo muy real y cotidiano.
Mi propuesta es que en vez de suponer, o hacer suposiciones, utilices la comunicación, en el más amplio sentido de la palabra. No dudes en preguntar, aclarar y pedir aclaraciones antes de llegar a una conclusión.
Utiliza la palabra para crear, dar, compartir y amar; para tener una perspectiva amplia; en vez de utilizarla para acusar, manipular o envenenar, y transformarás tu relación de pareja.
La comunicación es eso; una interacción de mensajes con contenido, donde escuchamos y expresamos.
¿Y tú…?
Te reto a que durante la próxima semana, observes y estés atento cada vez que te sorprendas diciendo: “se supone que…”
Me encantaría que compartieras conmigo tu historia acerca de suposiciones…
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