Las relaciones padres-hijos, junto con las relaciones de pareja, son las más complejas y conflictivas por todo lo que levantan.
Los padres dejamos en nuestros hijos una huella eterna, y todo aquello que les decimos o hacemos condiciona su vida y su desarrollo.
Cuando somos niños creemos todo lo que viene de nuestros padres; su mirada y la percepción que ellos tienen de nosotros, y como se expresan acerca de nosotros configura la “idea” que luego de adultos tendremos de nosotros mismos. Y como somos tan obedientes, vivimos eternamente según esos postulados de papá y mamá. Así si mamá decía que eras un inútil, o no te ibas a casar porque quién te va a aguantar…o nunca llegarás a nada…o no eres nada creativo…o eres muy débil… es muy probable que la profecía se cumpla.
Cuando somos adultos, es nuestra la responsabilidad de nuestra vida, y en el ejercicio de ella, lo primero es revisar la imagen que tengo de mi mismo, y para ello necesitamos explorar qué decían papá y mamá.
Cuando acompaño a una persona en un proceso de transformación y crecimiento, lo primero que hacemos es un mapa emocional, para ver cuáles son esos programas que están inconscientemente instalados y que no vemos.
Es un esquema para dar luz a mis puntos ciegos. Y ahí, las personas descubren la importancia de cuestionar y abandonar las creencias que nuestros padres tenían o tienen de nosotros. ES DECIR… ¡DESOBECEDERLES!
La manera de honrar a los padres, no es ni mucho menos hacer lo que te obligan a hacer, o ser lo que a él o ella le gustaría que fueras. Esto son lealtades mal entendidas que nos llevan por el camino de la impostura y el sufrimiento. De la impostura porque nos convertimos en impostores de la vida, al no darle lo que genuinamente tenemos para dar, sino lo que eligen papá y mamá.
La mejor manera de honrar a unos padres es tomar en plenitud la vida que nos han dado y vivirla como únicos y legítimos propietarios de ella; porque la maternidad y la paternidad no son derechos de propiedad.
La mejor manera de honrar a unos padres es trascender, actualizar, toda la “locura” y la distorsión de sus percepciones y creencias. Eso nos hace ir un paso más. Evolucionar a nuestros padres es la mejor manera de honrarles.
Continuamente, en mis procesos me encuentro con adultos, que siguen siendo “los hijos leales y obedientes de mamá o papá”; sus padres siguen teniendo el poder de sus vidas, e inconscientemente no despliegan todo su potencial como adultos y legítimos soberanos de su vida, y tampoco en sus relaciones de pareja.
Hace poco, acompañé a un cliente a descubrir cómo la verdadera y oculta razón por la que había llegado a un tope profesional y autosaboteaba todos sus ascensos, pese a desearlos aparentemente, era que no quería ser “mejor que su padre”. Una lealtad inconsciente de “no voy a superarte, ni a ser más grande que tú”. Wooowww!!! Descubrir esto fue tremendamente emocionante y liberador para él. Realmente no tenía nada que ver con su valía y sus capacidades. Entender que el mejor homenaje y acto de amor que le podía hacer a su padre, era convertirse en la mejor versión de si mismo e ir un paso más allá de su propio padre…fue la pista de lanzamiento y el final de su conflicto interior y frustración.
Recuerda que por lealtad asumimos los sistemas de creencias familiares. Y que esa obediencia ciega e inconsciente nos está limitando y condicionando.
¡La mayoría de la gente vive sin saber qué sistemas de creencias están obedeciendo!
Explora, cuestiónalo todo, actualiza y desobedece todo aquellos que no te potencia y te hace más grande.
Te propongo el siguiente EJERCICIO. COMPLETA LA SIGUIENTE FRASE CON LO PRIMERO QUE TE VENGA:
“Mamá, te quiero mucho, gracias por todo…pero ya no voy a seguir siendo/haciendo…sólo por obecederte”….ahora yo elijo ser/hacer…”
Voy a compartir contigo una frase mía:
“mama, te quiero mucho, gracias por todo…pero ya no voy a seguir ahogándome en un vaso de agua, sólo por obecederte…ahora elijo nadar y flotar en el medio del océano”
Me encantará de verdad que compartas conmigo tu gran frase, y lo que viene después…
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