Continuamente veo personas atrapadas en relaciones de pareja insatisfactorias; incluso muy infelices… sin que hagan nada por salir de esa situación. Se han resignado.
Cada uno tiene sus propios motivos y argumentaciones para quedarse donde aparentemente no querría estar, y seguro siempre hay ganancias secundarias para quedarse en lugar de irse.
Aquí voy a hacer una reflexión de un caso concreto. Cuando uno quiere irse y no se va por no hacer daño a su pareja, porque cree que va a hacer sufrir al otro; porque cree que el otro lo necesita, o incluso teme por su vida si se va de la relación.
Vivir en una situación semejante es devastador para la salud física y la autoestima de cada uno de los miembros. Esta situación revela una relación de dependencia de alta toxicidad. Uno depende de la salvación del otro y el otro necesita sentirse útil, necesitado y en definitiva salvador; salvador y salvado, manipulador y manipulado. Ambos encajan a la perfección. Esto tiene un coste muy alto. Mientras tanto… la vida pasa.
Si estás en esta situación, probablemente estés sufriendo; quizás ni te hayas planteado que existen otras opciones y ya te hayas resignado; o te gustaría salir de esa situación pero no sabes cómo. Eso no es amor, sino MIEDO. Si eres sincero, en el fondo de tu alma sabes…
No sólo es que te estés equivocando, es que estás evadiendo la responsabilidad que tienes con tu vida. Salvar a alguien condenándote a ti, nunca puede ser la solución.
Quedarte en una relación por no causar daños es una forma de esconder tus miedos e inseguridades. Nadie en el mundo tiene la sagrada misión de ser el salvador de otro ni mucho menos de llenar sus vacíos. Llenando los huecos de otro quizás creas que estás tapando los tuyos; pero no es así; estás aparcando la responsabilidad que tienes con tu vida por ocuparte de otra vida que no te pertenece. Solo somos dueños de nuestro destino; de ninguno más.
Además, quedarnos en una relación donde no queremos estar es una gran incoherencia. Te mientes a ti y mientes a tu pareja; basas tu relación en una falsedad.
Una relación de pareja no puede sustentarse en la pena y la “falsa compasión”.
¿Te gustaría que alguien estuviera a tu lado por pena o por lástima?
Es importante que cada uno encuentre su propia fuente de validación. Nunca puede ser el otro, y menos convertir el hecho de que el otro nos necesite en la base de nuestra valía.
Sé sincero contigo mismo y revisa qué hay detrás de tu situación. ¿Miedo a equivocarte? ¿Miedo a la soledad? ¿A ser juzgado? ¿A perder bienes materiales? Detrás de todo esto hay una gran falta de autoestima y grandes dosis de culpabilidad.
Si estás en esta situación, es que no te sientes merecedor de tener una vida plena y feliz; y si es así hay mucho que revisar y necesitas un trabajo profundo.
¿Te has planteado que quizás no es a ti a quien necesita tu pareja?
¿Qué quizás lo mejor para su crecimiento y evolución sea no estar contigo?
Sólo somos RESPONSABLES de nuestra vida y de la de nuestros hijos por un rato; mientras son pequeños y nos necesitan; pero nunca somos los responsables del bienestar y la felicidad de nuestra pareja ni de ningún otro ser humano. La felicidad y el bienestar que le aportamos al otro son un regalo que elegimos hacer desinteresadamente por amor; nunca pueden ser una obligación ni una carga.
Los miedos y la culpa siempre son una invitación a que revisemos y actualicemos nuestra vida, nuestra situación y nuestras creencias.
Jorge dice
Tremendo!! Excelente!! Lo necesitaba p dejar libre a mi pareja y a mi… muchas gracias!!
Salomé Gonzalo dice
Me alegra mucho haberte podido aportar. Un abrazo