“Es nuestra luz y no nuestra oscuridad lo que más nos asusta”.
Lo compruebo continuamente…y lo veo cada día en personas con las que trabajo en mis procesos de coaching. Veo su potencialidad y su fuerza interior donde muchas veces ellos no son capaces de verla.
Para poder ver esto…primero tuve que hacer un largo proceso interior, para poder descubrir mi propia luz.
Durante años…yo sentía que estaba desaprovechada, que tenía mucho para dar; que había muchos talentos y dones naturales que no estaba desarrollando…pero el miedo y mi programación inconsciente me frenaron durante años; hasta que un día… el impulso interno de cambio y de expansión fue mucho mayor que el miedo y que los argumentos limitantes de mi mente, y decidí que iba a confiar en mí por primera vez en mi vida y no iba a escuchar a nada ni nadie que me intentara disuadir.
Sé que muchas personas pensaron que no lo conseguiría y otras muchas me apoyaron, entre ellas mi pareja, que fue un apoyo extraordinario. El tema es que ¡no me importaba! aposté por escuchar solamente mi voz interna; sabía que era real porque había mucho entusiasmo y por primera vez, tuve fe en mi misma y en que estaba en el camino, porque nunca antes había sentido tanto entusiasmo. Por primera vez éste era mayor que el miedo. Del entusiasmo como fuerza de vida y creación te hablaré en otra ocasión. Realmente es el lenguaje del alma…y cuando ésta toma las riendas no tiene cabida el miedo.
Empequeñecerse… ¡no ayuda al mundo! Todo lo contrario. Todos tenemos la misma naturaleza y todos venimos a brillar…y cuando lo haces siempre puedes estar alumbrando a alguien; y de eso se trata. Una presencia de luz es capaz de iluminar mucha oscuridad.
Algo apasionante de mi trabajo es acompañar y ver cómo personas que han estado en un segundo plano, escondidas, pasando desapercibidas, empiezan a sentirse legitimadas para brillar… y curiosamente, aunque pueda pasar como en la fábula de la serpiente y la luciérnaga…y puedas encontrarte muchos egos que no soporten tu brillo…no te importa, porque sabes que tu luz es lo mejor que tienes para dar al mundo y que todos estamos legitimados para brillar. Cuando te permites brillar, das permiso a los demás para que también lo hagan.
Te dejo enlace a un vídeo sobre la fábula de la serpiente y la luciérnaga.
Sé luciérnaga en vez de serpiente. Que haya serpientes en el mundo no es excusa para que la luciérnaga deje de brillar. Así que… ¡permítete brillar!, ser genuino…porque tienes tu propia luz por derecho propio, y si no sabes cómo salir de la oscuridad ¡pide ayuda!, si no…estás yendo en contra de tu propia naturaleza, que es luz. Detrás de nuestra oscuridad siempre hay programas inconscientes que están impidiendo que puedas brillar y que necesitan ser vistos.
Un abrazo lleno de luz
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